El comportamiento no verbal revela a un hombre muy feliz, gratamente sorprendido y algo atormentado

El sacerdote argentino Jorge Mario Bergoglio es un papa muy feliz en el ejercicio de su oficio, gratamente sorprendido por el trato de la gente, y a quien atormentan algunas reflexiones de su conciencia. Así se desprende del análisis de su conducta no verbal. Especialmente, en los tres patrones expresivos reconocibles en su cara, que responden a otras tantas emociones básicas: la primera es la alegría, la segunda es la sorpresa, y la tercera es una mezcla entre ira y tristeza, muy cercana al dolor moral.

Las tres expresiones más caracteristicas de papa Francisco

La expresión de ALEGRÍA y sonrisa auténtica se reconoce en las populares patas de gallo en los ojos (AU 6), con la activación de músculos cigomáticos y orbiculares. También se aprecia en la elevación de las comisuras de los labios (AU 12) y la apertura de la boca (AU 25) -en este caso en carcajada-.

La SORPRESA se identifica en la elevación de las cejas hacia el exterior de la frente (AU 2), la apertura de los ojos al subir los párpados superiores (AU 5) y caída de la mandíbula (AU 26).

La TRISTEZA se codifica en la elevación de las cejas hacia el centro de la frente (AU 1), la bajada de las comisuras (AU 15) y la protusión del labio inferior (AU 16). La IRA aparece filtrada en grado muy sutil, al superponerse la unión de las cejas (AU 4), la tensión en los párpados (AU 7) y la mirada fija (AU 69) que resulta penetrante.

 

Pero no solo la cara es el espejo del alma. ¿Qué hay en realidad tras la apariencia, postura, gestos y expresiones de este austero religioso argentino? ¿Cómo ha logrado trascender el ámbito de la fe, para despertar el interés y respeto de quienes no comparten sus creencias católicas? ¿Qué sucede para que un papa pueda convertirse en portada y personaje del año en la revista The Advocate, la publicación de referencia en la comunidad gay y lesbiana en Estados Unidos?

Sin duda, las claves están en el contenido de sus propuestas reformistas y su vuelta a los principios más elementales del cristianismo, aunque hay algo más, quizás muchísimo más: El mensaje del papa Francisco no tendría el mismo alcance sin las competencias para la comunicación de Jorge Mario Bergoglio, un hombre que escucha con la misma elocuencia con la que habla.

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El papa Francisco obtiene la máxima nota en la valoración general de nuestro marcador del comportamiento no verbal. Sus habilidades para la comunicación son excelentes en el manejo de las expresiones faciales, los gestos, la postura, la utilización del espacio (proxémica), del tacto (háptica) y la apariencia. La única limitación se registra en el canal del paralenguaje: su riqueza prosódica disminuye sensiblemente cuando no habla en su lengua materna. La explicación detallada de cada canal expresivo, las emociones que motivan su conducta, y su relación con el contenido verbal, aparecen recogidas en el informe que acompaña esta entrada.

En definitiva, el análisis de su comportamiento no verbal desvela el decisivo papel que la conducta juega a la hora de aportar eficacia y credibilidad a su discurso.

En tiempos de tribulaciones como los que corren, reunir ética y estética en un mismo plano podría parecer milagroso, pero no estamos ante un hecho sobrenatural. La ciencia y el sentido común explican perfectamente las habilidades del papa Francisco para conectar con el público del mundo entero y, sobre todo, para resultar creíble.

El secreto de su éxito reside no solo en los recursos innatos de su personalidad moderadamente extravertida y muy empática, sino también en las destrezas adquiridas con la formación y la experiencia vital. En cualquier caso, todos su “trucos” (repárese en el entrecomillado) tienen un denominador común: la simpleza. Funcionan porque son sencillos.

En el informe que acompaña esta entrada desvelo con detalle algunos de los secretos de su comunicación, cuyas conclusiones más relevantes se pueden resumir así:

1. Un excelente comunicador que habla con el cuerpo

El papa Francisco presenta una sobresaliente armonía en los tres componentes de su comunicación: verbal, paraverbal y no verbal. Entre las habilidades propias destaca su predisposición natural a entender y hacerse entender. Entre las aprendidas, el control de las herramientas de la retórica y la oratoria, y un buen dominio de la postura -aunque cada vez con mayor dificultad por el peso de los años-, la gestualidad y la expresividad emocional.

Habla con metáforas, pone ejemplos cotidianos y de actualidad, estructura con sencillez y reitera las ideas centrales de su discurso. Resulta comprensible y ameno para todos los públicos, recurre con frecuencia al humor y a la terminología coloquial. Tiene facilidad para captar y mantener la atención del auditorio: mover, gustar y enseñar, diría San Agustín.

Se desenvuelve mejor en la improvisación que en los discursos leídos, que restan naturalidad a su comportamiento, coartan su riqueza gestual y limitan sus amplios registros paraverbales (silencios, cambios de tono, volumen, ritmo y velocidad). La habilidad en el manejo de gestos ilustradores, emblemáticos y reguladores aportan credibilidad y universalidad a sus mensajes: habla con todo el cuerpo.

2. Coherencia intelectual y emocional: ser, hacer y parecer

El comportamiento no verbal del papa Francisco presenta una extraordinaria coherencia intelectual y emocional con su discurso. Su conducta parece inspirada en una de las máximas de la comunicación de masas que más credibilidad reportan: primero ser, luego hacer y después parecer.

En la interación, prefiere la distancia corta (intimidad) y el contacto físico (acaricia, besa y abraza con afectividad), mantiene una postura corporal abierta y cercana, y facilita la conexión mediante la escucha activa (sobre todo con la postura y la mirada).

En cuanto al aspecto, da muestras de ser feliz prescindiendo de cualquier símbolo de riqueza en el vestuario, calzado, complementos, joyas, vehículos, residencia o mobiliario.

3. Tres patrones expresivos humanizan su figura

Como señalaba al principio de esta entrada, el análisis y codificación de los diferentes canales del comportamiento no verbal del papa Francisco, -y especialmente su expresión facial-, permiten identificar tres patrones característicos que se repiten constantemente, y que corresponden a otras tantas emociones básicas: alegría, sorpresa y tristeza/ira (dolor moral).

La alegría la expresa en sonrisas, risas y carcajadas auténticas, estimuladas por el contacto con los fieles, causantes también de sus muestras de sorpresa. La mezcla de ira (en grado sutil) y tristeza, próximas al dolor moral, surge como respuesta a momentos de reflexión durante la liturgia y también mientras escucha algunas intervenciones.

Estos tres marcados patrones parecen confirmar que el papa es feliz con su oficio, que le sorprende y agrada el trato que recibe, y que sufre interiormente. Lo más relevante de los tres, en su conjunto, es que humanizan su figura y lo convierten en una persona cercana y muy auténtica.

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En el análisis del comportamiento no verbal del papa Francisco desvelo con detalle los secretos de su comunicación.
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Referencias

Toledo, C. (2014). Análisis del Comportamiento No Verbal del papa Francisco. Prácticum. I Máster en Comportamiento No Verbal. Universidad Camilo José Cela. Madrid.
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Consultor de comunicación, experto en análisis y máster en Comportamiento No Verbal por la Universidad Camilo José Cela y la Fundación Universitaria Behavior & Law. Miembro de ACONVE y de la Asociación de la Prensa (FAPE-FIP). Fundador de analisisnoverbal.com.