Obama y su comunicación no verbal, algo más que lágrimas

El presidente norteamericano también expresó contención, ira y asco en su discurso sobre el control de armas

El presidente Barak Obama sorprendió al mundo esta semana al presentar su paquete de medidas para el control de armas en Estados Unidos. Las imágenes del mandatario llorando en la Casa Blanca, rodeado de familiares y víctimas de tiroteos, causaron un enorme y lógico impacto mediático en todo el mundo.

Pero en el discurso de Obama hubo algo más que lágrimas. El análisis de su conducta no verbal revela, en primer lugar, un intento de contención emocional, apreciable en la forma de apretar los labios, tragar saliva y perder la mirada, lo que aporta una imagen de autenticidad a su comportamiento.

Queda así claro que las lágrimas no fueron fingidas, sino más bien desbordadas, como son las auténticas lágrimas, aquellas que se nos escapan a pesar de nuestro esfuerzo por contenerlas. Esto pasa un rato después de que los ojos empiecen a mostrarse vidriosos, como le ocurrió al presidente norteamericano.

 

En la expresión facial de Obama también se aprecia ira contenida, cuando aprieta los labios de una manera diferente a la anterior. El matiz es muy sutil al comparar las dos imágenes, pero esa fina línea es la que nos permite distinguir la presencia de la rabia, que el propio presidente verbaliza en algún momento de su intervención.

Esta congruencia entre palabras y comportamiento refuerza una vez más la credibilidad del discurso del presidente, empeñado en poner límite a la segunda enmienda de la Constitución norteamericana.

La presencia de gestos adaptadores como el de la imagen aporta mayor transparencia emocional si cabe a la actitud de Obama.

Los adaptadores son los gestos que realizamos al tocar algún objeto o parte de nuestro cuerpo (rascarnos, manosear la ropa, frotar las manos,…), y funcionan como una válvula de escape de nuestro sistema emocional. Normalmente nos hacen parecer nerviosos o inseguros. En su caso suele controlarlos con solvencia y naturalidad, de ahí la relevancia de esta inusual exhibición.

Pero, sin lugar a dudas, la micro expresión facial más llamativa durante su intervención se produjo cuando se refirió a los tiroteos en los centros educativos que tantas víctimas han causado entre los estudiantes norteamericanos.

La forma de torcer hacia un lado la comisura de los labios es una expresión universal de desprecio, probablemente el que estuviera sintiendo en ese momento por los autores de las matanzas mencionadas o por los hechos en sí. Curiosamente, esta expresión tiene una mayor importancia en esta ocasión, pues Obama presenta una asimetría facial en la musculatura de su boca, con tendencia a torcerla justo hacia el otro lado.

Por último, y como detalle curioso, llama la atención este gesto realizado al secarse las lágrimas, que compone sin querer el símbolo de la victoria con sus dedos. Podría encajar perfectamente en la categoría de gestos emblemáticos “filtrados”, que el experto en comunicación no verbal, Paul Ekman, describe como aquellos símbolos que se nos escapan de manera inconsciente en momentos de intensa emocionalidad.

Puede que no tenga mayor trascendencia, pero quizás represente más un deseo del presidente Obama que una convicción, pues le suponemos consciente de las enormes dificultades a las que se enfrenta para que su propuesta sobre la restricción y el control de armas pueda ser una realidad antes de que finalice su mandato.

El caso es que esta primera semana de su último año al frente de la Administración norteamericana hemos vuelto a ver al Obama más auténtico, empático y transparente. Presentaba un paquete de medidas legislativas, cierto, pero en realidad no hablaba de leyes, sino de vidas humanas,  de emociones y sentimientos, los mismos que transmitía con su conducta no verbal. Fueron algo más que unas lágrimas.

(Aquí puedes ver un resumen de la intervención ofrecido por la CNN)